domingo, 8 de julio de 2012

Una Linda Conchita


Solo soy esa que un día salí del mar. Nunca pensé convertirme en el mejor regalo de una pequeña niña que cada día me ve por la pecera, todos los días me saluda esperando que yo le conteste.

Mi historia empieza aquí. Yo solía siempre estar con un pequeñin del mar, el más simpático de todos. Este pequeñin era muy juguetón, era noble y tierno. Andábamos de arriba para abajo y nunca nos cansábamos, yo era su protección.

Un día algo lo asustó y poco a poco dejó de respirar, yo me fui al fondo del mar hasta quedar inmóvil. Me sentí olvidada y sin vida. 

¿Olvidada yo? Nooo. Siempre he sido muy alegre y con ganas de jugar, así que pensé que si no era con mi pequeñin, viviría con alguien más. 

Me moví y me moví hasta que el mar me revolcó en una gigantesca ola y caí en la playa. Y aquí estoy tímida, sola y llena de arena.

De repente me di cuenta que no era la única en aquella arena blanca y brillante por el sol. Deseando que nadie me vea porque me siento desnuda, tratando de pasar desapercibida para que no me toquen. Bajo este sol me siento muy calientita. 

Y sigo aquí en la playa, acomodada en la arena. Soy muy liviana, creo que tengo una piel dorada por el sol, dicen que soy de color rosa y blanca por dentro, con una figura muy exótica. Mi caparazón es fuerte pero yo soy muy tierna. 

Es mi belleza lo que atrae las manitas de esa niña que se acercan a mí, veo sus intensiones pero no me puedo mover. Veo sus huellas en la arena y cómo viene hacía a mí de puntitas, muy lentamente me recoge y con mucho cuidado me quita la arena que llevo conmigo. Me siento cómoda en su pequeña mano, me hace muchas cosquillas cuando me baña para dejarme muy limpia. 

La niña me saluda esperando que yo le conteste. No deja de admirarme, me tapa del sol con sus manitas. Me vuelvo a sentir zangoloteada. Siento que me va tirar y que puedo morir aplastada pero caigo en una bolsita llena de arena.

Abro mis ojos y ahora estoy en un lugar tan lindo. Pienso que estoy otra vez en el mar. Veo peces pero seguro esto no es el mar.

-    - Hola nena yo te conozco, tú me recogiste en aquella playa. Ahora entiendo que tú me escogiste para estar en tu pecera y jugar en tu pequeño mar - 

Yo sabía que iba a vivir con alguien más. Ahora soy una linda conchita que alegre la vida de esta pequeña niña. 


Ani Vettorazzi
Enero, 25 del 2012

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